¿Cómo estás?
No hace mucho que te escribo
pero me apetece hacerlo cada vez que no te siento cerca.
He fumado y después de rebuscar entre nuevas canciones,
he encontrado una con la que me apetece sacarte a bailar un día que vayamos de cervezas
y vistas uno de esos vestidos tuyos.
Me encanta dedicarte mi tiempo,
aún sabiendo que no vas a malgastar el tuyo prestando atención.
Me encanta imaginarte sonriendo
con un sol como el de la Toscana
y una cámara que pueda retratarlo,
me encanta pensar que llevaremos un par de tuppers sanos,
y quizá haya tiempo para un helado.
Puede que se acerque la noche y aunque me duela dejarte en la puerta de casa,
deba hacerlo.
Pero también puede, y te aviso, que me quedaré con las ganas de abrazarte
y de sentirte relajada si lo hago;
puede que me dé la media vuelta y te mire el culo subiendo las escaleras del portal...
O puede que no, porque quizá vaya directa a la parada de metro, quién sabe.
Puede que mire mil veces a la ventana y escuchando esta nueva canción,
me den ganas de imaginar historias;
que puede, repito, que no vayan a realizarse jamás.
Pero no importa, al menos, no ahora.
Mañana lo hará, y te volveré a escribir,
y probablemente te pida una segunda oportunidad
y estarás en casa, desconectada de la realidad,
y puede que respondas o que no lo hagas más.
Pero sólo entonces, te cantaré Get her back
con el peor de mis tonos y mocos hasta el cuello,
pues nunca jamás cantaré a nadie con tanta sinceridad.
Y me encanta, la canción digo.
Y tú, qué coño.
Me encantas ahora, no cambies tu nuevo yo.
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