Ha sido un día tan raro.
Me he despertado y cómo no, no estabas.
He cruzado todo Madrid para alejarte de mi mente, y no puedo
mejor dicho, no quiero.
Podría engañarme, engañarlas
y en el fondo, todos seríamos felices.
Podría irte a ver de vez en cuando con la mera esperanza de darte dos besos,
como a alguien más.
Y no eres alguien más,
eres ése alguien; ¿entiendes?
No es por capricho,
Y probablemente me duela más a mi que a ti
el hecho de intentar engañarme
haciéndome creer a mí misma, que no me importas
y que quiero olvidarte.
¿Tú te lo crees?
Yo, a las doce y nueve minutos de la noche, sigo sin creérmelo.
Y sólo han pasado veinticuatro horas.
Imagínate que por algún casual, pasan otras más, nefasto hubiese sido.
Siento, con toda mi alma que seas tú
porque sé que no puedes corresponderme
y me toca sufrirlo, aunque tú quieras hacérmelo ameno.
Y lo siento,
siento el daño que hayan podido hacerte
pero yo no soy ellas, y aunque en su momento desaparecí del mapa
ahora quiero volver a las rutas más transitadas
para que admires el porte que saco,
al pasear a tu lado por pleno Madrid.
Siento que la vida haya dado tantas vueltas
y también que no fuese lo suficientemente valiente como para volver aquél mes de Agosto del dos mil quince.
Siento no haber aparecido algo antes,
y no ahora, tan tarde.
Tan doloroso.
Y lo siento.
Me encantaría ver tu cara nada más despertarme por las mañanas,
en el lado vacío de la cama
con mucha pereza y ganas de desayunar,
que me encantaría llevártelo a la cama, por cierto
queriéndote de todas las formas que se me han ocurrido hasta ahora: Lento, deprisa, con orgullo, con tristeza, con paciencia...
Bendita paciencia que en su momento no tuve.
Que aún recuerdo cómo fue: por impaciente, como siempre, por no esperarte en Madrid, en ese piso
con esa colcha y esas botas.
Con la música lenta, bailando al compás.
Y lo siento de nuevo,
el no poder dejar de quererte, digo.
Porque sé que te quiero,
o sino, ¿cuánto tiempo ha pasado?
y, ¿cuántas veces se me encogía el culo cada vez que pasaba por la línea tres de metro?
Ya te respondo yo, muchas.
Quería encontrarte, de frente
y mirarte de lejos
tan de lejos, que ni notases mi mirada.
Y cómo me conoces jodía que sabes de sobra que no te hubiese saludado.
Y éso si que lo siento,
no el no haberte saludado
sino la aspiración que hubiera dado
en la otra esquina del andén.
Me he propuesto escribirte cada vez que piense en ti
y en lo mucho que la cagué.
Me he propuesto no llorar,
y éso si que no lo he conseguido.
Siguen sudando mis ojos cada vez que no estás
y aunque sé, que no quieres que llore
que me quieres ayudar.
Ambas sabemos, que no puedes.
Porque el motivo de mi llanto, es aquél que me intenta calmar.
Y lo siento.
Siento ponerte en este apuro emocional mío,
siento el vuelco en el estómago cada vez que me hablas otra vez, para preguntarme 'qué tal'.
Y yo en el intento de hacerme la fuerte
te digo que bien,
pero hoy ya no puedo más.
Y quiero decirte que estoy mal, muy mal.
Que no quiero olvidarte porque sólo he escuchado tu risa una vez
y sé que podría dormirme escuchándola todos los días.
Hoy quiero decirte, con la mano en el corazón,
que te quiero,
y que a lo mejor, encuentres a otra que te quiera mejor que yo.
Y lo entenderé.
Y ahí, sí que lo sentiré
sí que lloraré,
sí que te querré.
Nunca dejé de hacerlo.
Y ésto, si que no lo puedo sentir.
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