No puedo parar de pensar, lo cierto es que rondas mi cabeza más ahora que nunca.
He intentado conocer otros nombres, otros labios y desde luego, otros amores... Pero no puedo.
Tu figura borrosa me persigue y no consigo saber dónde estoy pisando. Me siento perdida.
Unas grietas emergen en el suelo, creando a su paso el horror incurable de una ciudad en ruinas.
Como Roma, o Grecia.
Pero lo que más enturba mi mente es descifrar el porqué.
El porqué pensé que eras distinto...
Me arrepentiré veinte mil y una veces de todas las cosas que te he confesado.
Te confesé mis miedos, mis dudas, mis ilusiones... Y tras saberlas lo único que hiciste fue alejarte.
Huir despavorido de ésto (si es que podemos llamarlo así).
Has roto lo poco que quedaba entero dentro mío, y jamás perdono a los que me dejan en ruinas, jamás olvido la rabia que me crea recordar las hazañas tan crueles que has cometido.
En el fondo sólo era fruto de una obra de teatro, de la que me creía protagonista pero de la que resultaba ser un personaje secundario.
O mejor dicho, el antagonista, al que derrotan en mil batallas, pero nunca pierde la esperanza.
Estúpidos humanos con sentimientos inabarcables.
Malditas flores que con su aroma endulzan la primavera...
De qué me sirvió esperar para verte, de qué me sirvió mirarte a los ojos y sonreírte como si fueras la única persona en el mundo...
De qué me sirvió serte sincera, de qué me sirvió creerme tus palabras...
De qué.
Aún a pesar de todo esto, aún a pesar de saber que eres un capullo...
Te seguiré esperando, al menos por ahora, porque por mucho que recrimine tu comportamiento, he de recriminar el mío, diciendo que soy estúpida por creer que aún vas a volver, como antaño solías hacer...
Sólo quiero olvidarte, pero el tequila, el tabaco, la cama y tu recuerdo, me lo están poniendo difícil.
La droga sigue en el mismo lugar, he decidido dejarla temporalmente, me hace recordarte con más frecuencia.
Me hace recordar lo estúpida que fui esperando una respuesta.
Y me hace recordar que soy una masoquista empedernida por no irme cuando tuve la ocasión, aún sabiendo que algo pasaba.
Aún sabiendo que había algo raro.
Aún sabiendo que no me querías...
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