sábado, 16 de febrero de 2019

Adiós

A estas alturas ya no sé lo que pretendo escribir.
No sé si quiero escribirte o mandarte a tomar por culo.
Me duele haberme dado cuenta de que no me querías lo suficiente como para luchar, de que todo ha sido un sueño nuboso, sin rayos de luz.
Me duele, haberme desvivido por alguien egoísta, haberlo dado todo por ti y que mis fuerzas se hayan ido a pique.
Estoy cansada de ir en el metro, o en tren, acordarme de ti y no poder salir del bajón.
Ya no quiero tener que necesitarte, ya no quiero ser nada tuyo, aunque nunca lo fui.
Me duele darme cuenta de que no quieres cambiar, que ya no hay cafés ni tardes pendientes, que ya no queda nada de tú y yo. Lo siento. Nos morimos hace más tiempo del que creemos.
Contigo se han ido mis ganas, mis ilusiones y mis alegrías, así que me debes mucho.
Me debes mucho emocionalmente hablando.
Me debes canciones, cartas, días, noches y muchas lágrimas.

Nunca te diste cuenta de que todo lo que hice lo hice por un nosotros sano, y tú ya no querías que fuésemos uno.
Así que te digo adiós, con todo lo que eso conlleva.
Me voy de tu vida para siempre, ahora tengo otros horizontes, otras miras y otras ilusiones, ilusiones que no van a darme disgustos.
Ilusiones que sí son de verdad.
Ilusiones que tú nunca has sabido darme.
Así que adiós, de verdad te lo digo, adiós.
Adiós por todas las veces que tuve que ir a verte al hospital,
adiós por las veces que he tenido que enfrentarme sola a tus padres,
adiós por las veces que me dijiste que ibas a cambiar y no lo hiciste,
adiós por las mañanas que no he podido disfrutar contigo,
adiós porque nunca quisiste hacer nada nuevo,
adiós, porque no me completas,
adiós M, porque ya no quiero tener que sufrir más en silencio,
ahora todo el mundo parece que me escucha y gracias, gracias porque ahora yo me escucho también.

Me escucho el alma, como tantas veces te decía que me dejaras escuchar la tuya,
pero bien dice mi circa, no puedes dar más de ti, porque no quieres, y yo, harta de intentar abrirte los ojos,
harta de intentar crear un vínculo que nos uniera como antes,
harta de pedirte llorando ayuda,
harta de que no me oyeras gritar en mis silencios,
harta que quererte y no sentirme querida,
harta de consumirme en el recuerdo de lo que éramos,
pedí ayuda a personas que sí sabían escucharme, y conseguí abrir los ojos y darme cuenta que el amor que tú puedes ofrecerme no me compensa,
que tu necesitas quedarte en casa, y yo necesito volar,
que tu quieres que te entiendan, pero tú no quieres entender,
que todo es blanco o es negro, y lo nuestro ha sido una montaña rusa de colores.

Me doy cuenta M, de lo que es el amor porque donde estoy ahora rebosa,
me doy cuenta de que no teníamos ni idea e íbamos de jeques,
y no, la cosa nos ha salido muy mal, pero ahora me doy cuenta de todo en lo que yo he fallado, y te pido perdón, para que veas que yo sí mi retracto.
Porque yo nunca quise ser la profesora de nadie, nunca quise imponerte mi punto de vista, sino compartirlo.
Pero en el tema del amor, parece ser que aún no has aprendido esa lección.
Por eso estamos donde estamos, siendo en singular, sin importarnos el dónde ni el cuándo.
Siendo libres, como siempre deberíamos haber sido.

Ni en mil años podría olvidarte, y cómo me duele ser consciente de esto,
ser consciente de que inevitablemente Vicálvaro siempre me recordará a ti,
que ahora, los zumos de melocotón sí me gustan,
y que Argüelles siempre tendrá un toque de misterio y diferencia por tu presencia.

Me duele darme cuenta de que mi perro te echa de menos,
de que aún habiendo estado sólo cuando tu querías, él sigue esperándote.
Y me duele, porque en el fondo sentimos lo mismo por ti.
Esperanza, como la de un niño cuando su progenitor le dice que va a por tabaco y que ahora vuelve.
Pensando que vas volver todo el tiempo,
ya no quiero tener esta esperanza dentro, no quiero tenerla. No quiero tener nada que ver contigo, ni en la realidad ni en mis sueños, porque hasta ahí me persigues,
y en esos sueños en los que te apareces me torturas con tus ojos y tus labios. Como si todo esto fuese una nublada pesadilla de la que pudiese despertar.
Pero cuando despierto, no estoy en esa cama de 1'80x2'00, y tú no estás para abrazarme mientras duermes, ni me dices lo guapa que estoy cuando no me maquillo,
no estás para quejarme porque no te levantas y tengo que pasear a Rufo sola,
no estás.
Y no estando me doy cuenta de que soy más fuerte de lo que creía.
De que no por quererte más tú vas a saberme querer bien,
me doy cuenta de que todo han sido telas de araña de que se enmarañan entre ellas dejando oculto nuestro amor, muerto sin oxígeno.

Muerto como mi corazón, que ya no sabe querer, ni quererse.
Qué triste darme cuenta de que todo ha sido en vano, que he perdido otra batalla más en la guerra del amor,
y que esta vez, no hay revanchas, esta vez no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

07/04/2021

A siete de abril de 2021 soy consciete de que mi vacío realmente no va a llenarse. Que te fuiste, me rompiste y ya no tengo cómo arreglarme....