martes, 21 de julio de 2020

A veces tomo café.

Hace tanto que no te escribo que se me hace pesado y aunque a cada palabra que escribo libero un poquito el dolor, me sigue ahogando.
Cuando el cielo se nubla vienes a mí y por mucho que vienes no consigo alcanzarte del todo.
Hace demasiado que no sueño contigo, te sigo pensando. No hay día que no lo haga.
Y no sé hasta qué punto es bueno seguir lamentando algo que no puedo cambiar. 

Sigo dedicándote poemas de Hasél, considero que hasta ahora nadie ha descrito el amor de una manera tan pura como él lo hace.
Y te lo mereces.

Mi vida ha cambiado por completo, me encauza sin darme cuenta a cada minuto que pasa, y me encanta mirarme al espejo y encontrar rasgos tuyos.
E introspeccionar un poco y llegar a la conclusión de que tampoco éramos tan diferentes.
Haberte podido presentar a mi nuevo yo sería el sueño más bonito del mundo,
pero, supongo que, si hubiese llegado a hacerlo no sería real.
Si yo he cambiado ha sido por ti.

A veces me tomo el café y pienso que estás conmigo, acompañándome.
Y hasta hablo contigo, inocente de mí.
Ojalá no te hubieras ido tú y ojalá mi cabeza deje de sentenciarme.
Porque allí donde quiera que estés todo puedes verlo, y sabes que ahora no soy tan mala.

En días nublados como hoy, me apetecen tus brazos,
y sé que me sigo aislando del mundo cuando viene el bajón porque sigo sin encontrarlos.
Y van cuatros años ya mamá y sigo dándole vueltas a la idea de no haberte podido decir adiós. 
Me reconcome. Ya sabes que soy muy autocrítica en estas cosas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

07/04/2021

A siete de abril de 2021 soy consciete de que mi vacío realmente no va a llenarse. Que te fuiste, me rompiste y ya no tengo cómo arreglarme....