Parece que no pasa el tiempo,
que voy a abrir los ojos, palpar las sábanas y que vas a estar ahí.
Ahora parece que nunca te fuiste del todo y estoy muy confundida,
parece que te estoy extrañando y realmente no sé si es porque te echo de menos o porque a mí me echo de más.
Parece que no pasan las horas,
que el tiempo se ha estancado y que huele mal, como a dejado, como a viejo.
Y a estas alturas, he vuelto a soñar contigo,
y a volver a querer que me abraces antes de irnos a dormir,
que me preguntes qué me apetece de cenar y quedarme mirando tus puntos negros rezando porque algún día me dejes quitártelos.
Que no entiendo el porqué de estos bajones y esta incertidumbre, que realmente sé que es por haberme excedido demasiado,
que aún sigo acordándome de tu número de teléfono
y que aunque me joda, quiero llamarte de vez en cuando porque sigo pensando en que todo ha acabado mal.
Que rabio,
me rabia, darme cuenta de que sin mí eres muy feliz,
que apenas has sentido lástima,
que la única que ha necesitado tiempo he sido yo,
y me duele sentir, que nunca nada de lo hice fue suficiente para evitar que sintieras que yo no era para ti.
Y que todo lo que construimos juntos se fue de un soplido, como un castillo de naipes.
Y qué mal,
mirar fotos de tus amigos, y sentir que el corazón se me sale de la boca porque te busco a ti en cada fondo.
Supongo que hace tanto que no escribo que es normal que me trabe al hacerlo de ti,
de nosotros, de lo que recuerdo que éramos nosotros.
Y aunque las lágrimas se me salen por el rabillo del ojo,
tengo el cerebro como taponado,
no escucho la misma música y como mucho menos que antes,
aunque apenas me apetezca tomarme un café,
me frustre más de lo habitual para hacer las cosas y no me ría como antes,
quiero decirte que espero que algún día leas esto y seas capaz de entender por fin que el amor no es una puta baraja de cartas,
no es azar ni un puto juego.
Espero que me recuerdes cuando folles con otras y que cuando vayas a liarte un porro recuerdes, que te salen bolsas, que tienes que prensarlos más.
Recuerda levantarte para ir a trabajar, acuérdate de llamar a tu madre y decirle a Mari Ángeles que no te tome por tonto.
Recuérdale a tus amigos que te traten bien, que te quieran de verdad y que dejen de ser tan gilipollas, porque te lo pegan.
Recuérdalo todo cuando ya no quieras hacerlo, porque ahí será cuando más te duela darte cuenta de todo lo que quisimos perder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario