Necesito escribirte porque hoy no me siento yo.
Necesito escribirte porque verdaderamente te echo de menos, hoy te necesito conmigo sacando a pasear a Rufo.
Te necesito porque no consigo encontrarme, y quedarme durante minutos mirándome al espejo sin encontrar respuestas es un calvario.
Hoy más que nunca te necesito, porque hace buen tiempo y se nos han quedado muchos planes pendientes.
Te necesito porque me siento muy sola desde que te has ido, siento que en la vida ya nada me llena.
Estoy saliendo, no bebo, como bien y duermo de más, y aún así no consigo que el tiempo cierre tu herida.
Me frustro, porque no consigo olvidarte. Y quiero hacerlo de verdad porque me estás doliendo como nunca me ha dolido nadie.
Porque me dijiste que siempre estarías conmigo y me mentiste, joder.
Te has ido, y ya nunca más vas a volver. Y me duele haberte perdido, haber perdido tu sonrisa, la cama grande y tus palabras cuando me quedaba dormida.
Estoy intentando ser fuerte, hacer de tripas corazón y tirar para adelante. Estudiar y ser alguien en la vida,
pero he perdido la esperanza, y cada día me hundo más en la miseria.
Porque aún te quiero, joder cómo te quiero. Pero no puedo asimilar el querer a quien tan mal me hace.
Intento visualizarte con otras, rehaciendo tu vida, pero eso sólo me lleva a odiarte, y hasta odiarte me duele, porque tampoco quiero hacerlo.
Me encantaría llamarte, esperar tres toques y colgar (porque soy una cobarde), volver a pulsar tu nombre, escuchar tu voz y volver a colgar.
Me siento tan impotente, tan vulnerable.
[...]
Pero mi hermano me acaba de mirar a los ojos, y ha sabido que algo no andaba del todo bien.
Me ha preguntado, y hablando, en él encuentro el apoyo que nunca encontré en ti.
Y me doy cuenta de que soy una gilipollas, llorando por un cabrón que ni siquiera se pregunta qué ha podido ser de mí.
Doy gracias porque le tengo a él, y él y sólo él es capaz de enseñarme el verdadero camino que quiero seguir, lejos de ti, porque eres tóxico.
Tú, las broncas, los porros, los juicios, los médicos, tus padres, las peleas que llegaron a las manos.
Me enseña que no debo quererte en mi vida aunque me duelas y te eche de menos.
Porque no te echo de menos a ti, sino al fantasma de tu puto pasado, ese que venía a La Yaya, ese M que sabía lo que quería y que se perdió en el mismo sitio en el que yo me perdí, en sí mismo y en querer ser alguien que no es.
Mi hermano me enseña que debo valorarme mucho más de lo que tú vas a saber valorarte jamás, y que por eso debo desanclarme de ti.
Ser independiente de verdad, no ser M al cuadrado. No necesitar necesitarte.
Mi hermano me enseña que soy fuerte, más fuerte de lo yo misma creo.
Me enseña que existe el amor de verdad, M. De verdad que sí. Porque él sí me ama.
Gracias a él entiendo que por sola que me sienta, realmente no lo estoy.
Y le amo, le amo tanto.
Que me da pena haberte amado más que a él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario