jueves, 27 de septiembre de 2018

Un día como hoy

Un día como hoy, con el sol saliendo contento y la brisa fresquita dándome en la cara, aún así es triste.
Un día en el que todos andan con prisas, despreocupados de si chocan o no contigo, un día en que ves a dos chavales riendo, un día en que ves trabajando a más gente de la que parece, ese día es como otro cualquiera.
Lleno de desprecios y aprecios.
Un día en el que hacen ya dos años que no estás.

Ese día nadie se pregunta si realmente estás faltando. Y me duele, me duele saber que tu valioso recuerdo lo tenemos tan pocos.
Me duele, me duele el alma de tantos arranques emocionales. Arranques que todos han sido culpa mía, arranques que me atrancan.

Y lo magullo mientras lo pienso, mientras meneo la fina línea que hay entre el quererte y el amarte.
Y miro a Rufo, que parece ser que tiene mi mirada perdida y mi luz, y me siento tú una mañana de Febrero antes de ir a la guardería a dejarme para ir a trabajar.

Me absorbe, me absorbe este sentimiento de culpa, y me envenena la idea de saber que sin tu voz, no podré calmarlo. Y eso ya, es imposible.

Así que voy a la cocina, abro la nevera y veo que como antaño, se me olvidó meter el cartón de leche la noche anterior.
Así que bebo agua helada, que me refresca pero no me alimenta.
Como tu recuerdo.

Y entonces, es en ese entonces cuando pierdo los estribos, porque me he dado cuenta de que he perdido.
Que he perdido tu calor, tu rabia y tu corazón. Y con razón, sí, pero a desgana. Como todo lo que hice contigo.
Nunca supe valorarte, nunca supe tratarte.

Así que ahora, con los brazos abiertos y las lágrimas saliendo a borbotones de mis ojos,
sólo me queda esperar, y contar los días para volver a vernos.
Porque siempre has sido la primera, aunque no lo hiciese bien, ni te lo demostrase lo suficiente.

Ahora, que sólo me quedan cuatro patas y un corazón desolado,
ya no sé qué más hacer para entender la vida,
no sé qué hacer para detener el curso de los años.
Ya no sé si quiero crecer mamá...
Ni si quiero ser niña.

En un día como hoy, sólo me apetece ver Los Serrano en la cama, con Silvestre a nuestros pies y la duda en la cabeza de qué vamos a comer.
En un día como hoy, te echo de menos.

sábado, 15 de septiembre de 2018

Desolador

Nos sumimos una vez más en un paraje desolador, en una habitación que se me hace cada día más pequeña, y en unos sentimientos que como no cuidemos, se irán.

A veces pienso que te quiero más que a mí, pero ciertamente eso es mentira.
Y siento que todo haya tenido que acabar así, con la desoladora propuesta de un quizá porque no hubo tiempo para esforzarse en un sí.
Lo siento por ti y por tu comodidad, que al fin y al cabo no han hecho más que otorgarme disgustos.
Lo siento, por tus malas formas y tu poca clase para elegir las bromas.
Siento que tu interior no aspire a más y se quede con la conformidad que da el no ponerle ganas.

De veras que siento, todo. TODO.
Cada segundo perdido que podría haber aprovechado para mí.
Siento haberte dado aquello que no va a volver.

Y siento decirte también, que no has sabido verlo. Y si lo has hecho, felicidades, por tener el ego tan grande y los cojones tan pequeños.
Lo siento por MÍ.

viernes, 14 de septiembre de 2018

Reencuentro

Entre el asfalto desgastado, las gotas de lluvia que se asfixian en el mismo y mis ansiadas de ganas de coger la puerta e irme.
De tener las agallas para decir: es tu culpa, yo me retiro.
Pero soy tan débil...
Y me siento tan débil contigo al lado que no quiero reconocer lo evidente. Que me estás haciendo daño y que inevitablemente yo también te lo estoy haciendo.
Siento ponerme así y siento ser tan cobarde de decírtelo así, tan ausente y carente de voz.
Siento haber perdido el tiempo... Y perderme a mí en ese universo que adornamos juntos. Esa realidad no es para mí.
Tienes razón he cambiado, pero tú también.

Me dices que ambos tenemos culpa cuando yo no veo que te impongas castigo.
Cuando yo no veo llenarse de lágrimas tus ojos y de sentimientos tu alma.
No te veo cariño, tú también te has perdido.

Y volviéndome a perder en lo que creo que es una carta sin dedicación directa, vuelvo a desviar mi pensamiento hasta lo más profundo de mí.
Y realmente me doy cuenta de que nadie puede quererme mejor que yo, que debería cuidarme un poco más y que hace mucho que no me tomo un descanso.
Y qué pena me doy en el instante en el que caigo sin paracaídas a la realidad aplastante de que nunca me he querido lo suficiente como para amarme sola, sin que nadie tenga que hacerlo por mí.

Pero es ahí cuando me digo también, que ahora me queda mucho mundo por recorrer y mucho amor que darme, así que voy a empezar.

07/04/2021

A siete de abril de 2021 soy consciete de que mi vacío realmente no va a llenarse. Que te fuiste, me rompiste y ya no tengo cómo arreglarme....